jueves, 7 de enero de 2010

Damnation Bela Tarr (Mestro de la imagen)

Nos encontramos frente a un paraje desolado y extenso. Una estructura de metal se yergue para sostener a los teleféricos mineros que transportan el cargamento de carbón. La cámara se encuentra estática y para reforzar la sensación hipnótica, escuchamos el crujir de las enormes cajas de metal al ser deslizadas por los cables.
Uno o dos minutos hasta que un movimiento casi imperceptible de la cámara nos comienza a replegar y entonces vemos el anterior paisaje enmarcado ahora por una ventana. El movimiento sigue hasta atrás y descubrimos que no estamos solos. Aparece la figura de un hombre recortado a contra luz, observando el mismo panorama mientras fuma un cigarrillo. De esta manera nos presenta el director Húngaro, Béla Tarr, al personaje principal de Damnation, al mismo tiempo que se plantea cual será el discurrir del film.
Damnation fue la película que popularizó internacionalmente a Béla Tarr (Pécs, 1955) al mismo tiempo que se convirtió en la obra que definiría su estilizado y complejo lenguaje cinematográfico. Largos planos secuencia, paneos y dollys casi imperceptibles y lentos, degradación de la trama como elemento principal y un elaboradísimo trabajo de la imagen.
Basada en la novela homónima (Kárhozat, en húngaro) del escritor László Krasznahorkai, quien además es el guionista de cabecera de Tarr, plantea la historia de Karrer, un patético hombre que, enamorado de una cantante de cabaret, se autodenigra hasta llegar a lo mas bajo de su humanidad. Sin embargo, como se menciona anteriormente, no es en realidad la trama la espina dorsal de la película. Ésta se convierte en un mero pretexto para presentarnos a los personajes de este universo arruinado y lúgubre pero a la vez melancólico.
El film tiene guiños de cine negro, sin embargo va mucho más allá de los géneros. De igual manera que hacía Tarkovski al tomar narraciones de ciencia ficción para plantear la problemática espiritual del hombre, Tarr toma esta historia de amor, pérdida, traición y soledad, para plasmar la condición humana y la devastada sociedad en la que vivimos.
Precisamente por ésta y otras características en común con el legendario director ruso, se ha querido comparar mucho a Béla Tarr con Tarkovski, incluso lo han considerado como su sucesor. Sin embargo existen diferencias sustanciales en su lenguaje. La primera de ellas es el manejo del tiempo. Mientras que Tarkovski, con sus largos planos intentaba atrapar de alguna manera la realidad, Tarr pareciera que intentara alejar al espectador de la noción de tiempo, atrapándolo con la potencia de sus imágenes. De hecho los directores que Tarr considera como sus maestros son Fassbinder y Cassavetes, de quien se ve clara influencia en sus primeros trabajos, donde manejaba un tipo de cine intimista con planos muy cerrados y en un formato cercano a lo documental.
La filmografía de Béla Tarr, que comenzó a finales de los setenta y que cuenta con más de 16 películas, apenas se empieza a conocer fuera del continente europeo. Entre los títulos mas conocidos se encuentran Nido familiar (1977), Almanac of fall (1985), Damnation (1989), El tango de Satán (1994), que tiene una duración de mas de siete horas, Armonías de Werckmeister (2000) y El hombre de Londres (2007). Sin embargo, y lamentablemente, el nombre de Béla Tarr se une al de muchos otros directores como Theo Angelopoulos, Alexander Sokurov o Manoel de Oliveira que no llaman la atención del público y por lo tanto son despreciados por las salas de cine y los distribuidores. Desgraciadamente, la única manera de que muchos de nosotros podremos acceder al cine de estos realizadores, será a través de lo que se ha convertido en el mejor difusor y distribuidor de cine de arte en México: la piratería.

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