jueves, 7 de enero de 2010

Lake Tahoe (¿nadie la vio verdad?)


Mucho se ha dicho sobre el nuevo cine mexicano, sobre su revitalización y su éxito en el extranjero. Y, si es cierto que en los cines se proyectan cada vez más películas nacionales, también podemos observar que las temáticas de las mismas se repiten, intentan recrear formatos extranjeros o son envueltas con campañas publicitarias espectaculares, acompañadas de un soundtrack con las canciones más exitosas del momento.
Al parecer los tres amigos (Iñárritu, Cuarón y del Toro) han logrado posicionar el nombre de México en los festivales internacionales y han logrado crear un cine con un sello característico, sin embargo no podemos decir que las películas de estos tres realizadores sean representativas del cine mexicano. Principalmente por que son producciones estadounidenses o españolas. El segundo largometraje del director Fernando Eimbcke, Lake Tahoe, sin duda escapa a todos los aspectos mencionados anteriormente.
La película nos presenta la historia de Juan, un muchacho que recorre las calles solitarias y corroídas por el salitre de Puerto Progreso, Yucatán, en busca de una refacción para su auto que acaba de chocar. Conforme el film avanza sucediéndose en planos fijos donde el protagonista cruza el paisaje urbano, vamos encontrando otros personajes solitarios volcados en sus propias obsesiones. Un viejo a quién solo le acompaña su perro Sica, una ingenua madre adolescente, un mecánico obsesionado con las películas de Kung Fu, una abuelita empeñada en compartir la palabra del Señor, y la familia del mismo Juan, golpeada por la reciente muerte del padre.
Si pudiéramos reducir el film a una sola palabra, esta seria la de sencillez. Los movimiento de cámara son mínimos, los diálogos concisos y escasos, la fotografía sobria, las actuaciones llenas de naturalidad (incluso dos de los actores no son profesionales), la música casi inexistente. La banda sonora está conformada únicamente por los sonidos ambientales de la ciudad, que son remarcados por varios momentos donde la imagen se funde en negro. Solo al final de la película empiezan a sonar las dulces notas del requinto jarocho de Los parientes de Playa Vicente tocando La lloroncita.
Fernando Eimbcke ha dicho que su cine tiene una fuerte influencia de Yazujiro Ozu y de alguna manera al ver este film me remitió a Tokio Story, por sus planos fijos y el manejo de la cotidianidad. Otro director con el que se le ha comparado mucho, aunque el no lo haya mencionado, es Jim Jarmusch que, al igual que Eimbcke, nos presenta personajes planos, con móviles poco específicos y que pareciera que no van a ninguna parte, pero que al final sufren una transformación casi imperceptible. Igualmente existe en la película un sabor a absurdo que puede ser comparado con los films del finlandés Aki Kaurismäki
Es una verdadera lástima que haya pasado por las salas de cine sin gloria, que haya sido ignorada por el público mexicano. Recuerdo cuando fui a verla en el cine, fue proyectada en una pequeña sala donde solo nos encontrábamos únicamente cuatro personas y al cabo de una semana había desaparecido de cartelera.
Lake Tahoe puede ser vista como una epopeya minimalista, una modesta reflexión sobre la vida y la muerte y la búsqueda personal del hombre. Quizá Eimbcke no nos presenta una obra maestra o una clase de cómo hacer cine, pero sin duda logra una película intima y sobre todo, honesta. Esperemos que Fernando Eimbcke se mantenga con esa frescura y originalidad y nos regale ese tipo de cine que el país necesita en sus próximas creaciones.

1 comentario:

  1. Efectivamente mi querido. Oh! Sabia reseña!
    Me gustó mucho la película y tu reseña. Cuando quieras pulimos unas cositas de ortografía (basicamente).
    Cuando vi al personaje obsesionado por el Kun Fú y solté la carcajada, lo primero en mi mente fuiste tú.
    Gracias siempre por tus recomendaciones y sigue haciendo reseñas!

    ResponderEliminar