viernes, 19 de marzo de 2010

Shutter Island

Gracias a la enorme campaña promocional que tuvo más como cinta de terror que de suspenso, pudimos gozar a tiempo, en nuestros cines xalapeños, del vigésimo primer largometraje de Martin Scorsese: Shutter Island.
El consagrado director italoamericano regresa a las pantallas, después de su aclamada Los infiltrados, con una adaptación de la novela homónima del escritor Dennis Lehane. El resultado es un impresionante film noire con tintes de terror psicológico, extrañas conspiraciones y viajes oníricos.
Son los años cincuenta y los agentes federales Teddy Daniels (Di Caprio) y Chuck Aule (Ruffalo) son requeridos en una apartada isla de la bahía de Boston para investigar la desaparición de una de las pacientes del hospital psiquiátrico de Ashcliffe, dirigido por el misterioso doctor Cawley (Kingsley).
Las extrañas circunstancias del caso comienzan a despertar sospechas en los agentes y a desentrañar intrigas de lo que realmente se lleva a cabo en aquél lugar remoto. Al mismo tiempo conocemos el verdadero motivo del viaje de Daniels a la isla: el asesino de su esposa se encentra internado ahí.
La trama comienza a tornarse más sofocante y claustrofóbica, lo real empieza a mezclarse con lo onírico, la locura a contagiarse.
Hasta aquí podemos contar sin estropear esta historia llena de suspenso y vueltas de tuerca, al más puro estilo policiaco. Sin embargo lo que lo convierte en un film sobresaliente no es tanto la trama (un tanto cliché), sino la maestría en la dirección.
Scorsese hace acopio de varios elementos para contribuir a la sensación de claustrofobia que envuelve la cinta. Un estupendo juego de ángulos donde predominan planos cerrados, picados y contrapicados, abundancia de humedad en los ambientes, poca luz, colores opacos y una admirable actuación por parte de Di Caprio, donde se puede apreciar el gradual trastorno de su personaje. Este papel quizá le brinda una de sus mejores actuaciones, a la vez que, poco a poco, le aleja del estigma de cara bonita de Hollywood.
Igualmente admirable resulta el trabajo de fotografía de Robert Richardson, quien en otras ocasiones ha colaborado con Scorsese en cintas anteriores como El aviador (2004) y Casino (1995).
Shutter Island representa un ejercicio de suspenso que logra su cometido con enorme éxito, donde la narrativa mantiene cautivo al espectador y el final sorprende. Pero también la historia nos habla de la violencia humana o más bien de la violencia como medida de los hombres, como el arma para lograr la supervivencia.
Quizá ésta no sea la mejor de las películas de Scorsese, quien presenta una lista de obras maestras, sin embargo sobresale de entre un diluvio de pésimas producciones que la meca del cine estadounidense ha concebido en los últimos años y que han inundado nuestras salas de proyecciones. Sin duda alguna Shutter Island es entretenimiento de calidad.

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