domingo, 6 de junio de 2010

Disculpas

Pido disculpas por las irregularidades tipogràficas en las poblicaciones, pero mi bloger se rebela contra mi. No se que hacer y acomoda las fotos como quiere y pulica el tamaño de letra que le dà la gana, incluso cuando intento reeditar las entradas. Pero ni pedo dijo alfredo. Ojalà se resuelva pronto.

Katyń



La niebla se disipa y lo que observamos es a una muchedumbre caminando por un puente férreo cargando sus pertenencias con expresiones angustiadas. Se topan de frente con otro grupo en las mismas condiciones. Huyan, gritan unos, los alemanes nos atacan; regresen, contestan los otros, los soviéticos… los soviéticos acaban de invadirnos. Esta es la escena inicial de Katyń, penúltima cinta del multi-reconocido y laureado director polaco Andrzej Wajda (Suwałki, 1926), y representa fielmente las condiciones en las que el pueblo de Polonia se encontraba al comienzo de la Segunda Guerra Mundial: entre la espada y la pared.

Con éste, su penúltimo film, Wajda lleva por primera vez a la pantalla grande uno de los temas tabú más difíciles para Polonia: la masacre sistemática, ocurrida el 5 de marzo de 1940, de la que fueron víctimas cerca de 22 mil oficiales e intelectuales polacos a manos del ejército soviético.

Katyń es un bosque que se encuentra en territorio ruso y donde se llevó a cabo la exterminación que ha sido considerada por muchos como genocidio. El hecho fue escondido por el gobierno de la Unión Soviética quién a su vez obligó al gobierno socialista polaco a negarlo, mientras que se atribuía la masacre a los enemigos alemanes, quienes descubrieron las fosas comunes en 1943. No fue sino hasta la ruptura soviética en 1990 cuando los rusos hicieron públicos documentos que los responsabilizaba del crimen. Mientras tanto el pueblo polaco vivió sumido en la mentira y cientos de miles de familiares sufrieron por años la impotencia de la injusticia. El mismo Wajda fue una de estas personas, ya que su padre fue ejecutado junto con otros oficiales

Para el director de películas como, Generación (1954) y La tierra prometida (1974), Katyń, significa una liberación y la realización de un proyecto que pensó que nunca se llevaría a cabo, ya que el gobierno polaco prohibía estrictamente ser contrariado en este tema, como un personaje de la película dice : "Con Katyń se mide la lealtad al pueblo".

El film hace, por una parte, el recuento de los hechos históricos; la captura de los oficiales rebeldes polacos, su traslado a una prisión en territorio soviético, la liberación de algunos de ellos, y finalmente la ejecución en masa. Por otra parte la película narra mediante la ficción, la historia de los familiares que lucharon por conseguir justicia para sus padres, esposos e hijos, y que fueron fuertemente censurados.

La obra si bien no es formalmente el mejor trabajo de su director (no representa una innovación en la narrativa), aunque cabe resaltar que es un trabajo impecable, recibe su mayor mérito en la temática que presenta, pues funciona como una ventana, para todo el mundo, a los hechos acontecidos; y también, en palabras del director, una liberación para miles de ciudadanos polacos.

Wajda señaló que no deseaba que su film se convirtiera en un arma política, ni que sirviera para levantar cargos en contra de los culpables, sin embargo el tema de Katyń, se ha vuelto un punto sensible en las relaciones diplomáticas polaco-rusas y se han abierto puertas para nuevos debates.

Hace unos meses un nuevo acontecimiento volvió a colocar la masacre en los titulares de los diarios, la muerte del ex presidente de Polonia Lech Kaczynski, quien junto con otras 113 personas sufrieron un percance aéreo cuando se dirigían a rendir homenaje a los fallecidos en la masacre.

Katyń se suscribe al tipo de cine que tiene la función de redimir a un pueblo y exorcizar sus demonios.