Al principio del film se hace una pequeña aclaración sobre el título. Strella representa un juego de palabras en griego, hace alusión a estrella pero también a la locura. De este modo se define al personaje pero también a la historia que veremos a continuación.
Poco acercamiento he tenido al cine griego fuera de Angelopoulos, sin embargo junto con la selección de la muestra internacional de cine vino una interesante película que aborda una singular y tremenda historia de amor.
Yiorgos es un hombre de mediana edad que acaba de salir de la cárcel tras cumplir una larga condena y se dirige a Atenas para empezar de nuevo su vida. En breve conocerá a Strella, una joven prostituta transexual, imitadora de María Callas en un cabaret y rodeada de una serie de personajes de lo más “pintorescos” (entiéndase gays). La joven cautiva y seduce a Yiorgos y éste, quizá acostumbrado por sus previas experiencias en prisión, cae en sus encantos enamorándose de ella.
La vida de ambos trascurre felizmente mientras se van integrando y conociéndose mutuamente, sin embargo un inesperado giro narrativo develará un pasado en común que significará un detonante en la historia. A partir de este momento la trama puede tomar cualquier dirección y los personajes reaccionar apasionadamente, convirtiéndose en una tragedia catastrofista y fatal. Sin embargo el guionista (Panajotis Evangelidis) logra resolver de una manera conciliadora sin caer en lo meramente optimista.
Con una mezcla entre lo dramático y lo cómico, el director Panos H. Koutras nos muestra los bajos fondos de Atenas y más específicamente de la comunidad gay, sumamente gregaria pero con lazos muy fuertes entre sus integrantes.
Quizá la película recae un poco en la segunda mitad, agrega unos intervalos de animación bastante forzados y contiene una secuencia final, que para mí agrado sobra totalmente, pero no deja de ser una historia original, bien filmada y que representa un fuerte golpe a las buenas conciencias.
Poco acercamiento he tenido al cine griego fuera de Angelopoulos, sin embargo junto con la selección de la muestra internacional de cine vino una interesante película que aborda una singular y tremenda historia de amor.
Yiorgos es un hombre de mediana edad que acaba de salir de la cárcel tras cumplir una larga condena y se dirige a Atenas para empezar de nuevo su vida. En breve conocerá a Strella, una joven prostituta transexual, imitadora de María Callas en un cabaret y rodeada de una serie de personajes de lo más “pintorescos” (entiéndase gays). La joven cautiva y seduce a Yiorgos y éste, quizá acostumbrado por sus previas experiencias en prisión, cae en sus encantos enamorándose de ella.
La vida de ambos trascurre felizmente mientras se van integrando y conociéndose mutuamente, sin embargo un inesperado giro narrativo develará un pasado en común que significará un detonante en la historia. A partir de este momento la trama puede tomar cualquier dirección y los personajes reaccionar apasionadamente, convirtiéndose en una tragedia catastrofista y fatal. Sin embargo el guionista (Panajotis Evangelidis) logra resolver de una manera conciliadora sin caer en lo meramente optimista.
Con una mezcla entre lo dramático y lo cómico, el director Panos H. Koutras nos muestra los bajos fondos de Atenas y más específicamente de la comunidad gay, sumamente gregaria pero con lazos muy fuertes entre sus integrantes.
Quizá la película recae un poco en la segunda mitad, agrega unos intervalos de animación bastante forzados y contiene una secuencia final, que para mí agrado sobra totalmente, pero no deja de ser una historia original, bien filmada y que representa un fuerte golpe a las buenas conciencias.
Al parecer Koutras encontró muchas dificultades para realizar éste, su tercer largometraje. Debido al fuerte contenido de la película, en cuanto a su temática, muchas productoras le rechazaron el guión, por lo que, al final decidió rodarlo independientemente y con actores desconocidos. Sin embargo, quizá gracias a ello, se logra una cinta con un tono muy intimista y el acercamiento a los personajes es poderoso. Puede ser que en nuestro país esta película escandalice a más de un grupo conservador (aunque dudo que la lleguen a ver siquiera) pero aparece a tiempo y pone el dedo justo en la yaga que representan las polémicas por los derechos de los homosexuales en nuestro país.